La resolución de conflictos en el espacio de trabajo es un tema usual para los supervisores y todo aquel en una posición de liderazgo. Cuando se reúnen personas con distintos intereses, metas, objetivos y conceptos de trabajo, lo raro sería que no hubiera problemas o discusiones.
Como ya vimos en artículos anteriores, factores como la diferencia de edad o el nivel de estrés pueden propiciar el surgimiento de conflictos.
No obstante, un líder buscará evitar que los problemas escalen, de manera que el ambiente laboral no se vea afectado a largo plazo.
Acompáñanos a explorar algunos consejos para la resolución de conflictos en el espacio de trabajo.
¿Cómo surgen los conflictos?
Para tratar un problema, el primer paso es entenderlo.
Como mencionamos anteriormente, los conflictos en el espacio de trabajo surgen por muchos motivos. Aquí resumimos algunas de las situaciones más comunes.
Diferencias de comunicación
Las personas tienen estilos de comunicación distintos, lo que puede generar malentendidos. Por ejemplo, algunos prefieren correos electrónicos detallados, mientras que otros optan por conversaciones rápidas.
La falta de claridad o el tono percibido como agresivo pueden escalar en conflictos o malentendidos.
Choque de personalidades
La diversidad de temperamentos y formas de trabajo puede provocar fricciones. Por ejemplo, una persona orientada a los detalles podría chocar con alguien que prioriza la rapidez sobre la precisión.
Todo esto puede interferir en la colaboración y la productividad.
Competencia por recursos limitados
Cuando hay recursos limitados, como tiempo, espacio, presupuesto o herramientas, los empleados pueden entrar en conflicto por asegurarse lo necesario para cumplir con sus objetivos.
Esto puede generar resentimiento, desconfianza y rivalidad entre compañeros o departamentos.
Falta de claridad en roles y responsabilidades
Si los roles no están claramente definidos, los empleados se sentirán invadidos o ignorados en su trabajo. Esto también ocurre si hay tareas duplicadas o competencias solapadas.
Lo anterior puede generar frustración, acusaciones mutuas e ineficiencia.
Diferencias culturales o generacionales
Las distintas generaciones o culturas tienen valores, expectativas y formas de trabajar diferentes. Por ejemplo, el enfoque en la puntualidad o la flexibilidad puede variar.
Estas diferencias provocan malentendidos o percepciones erróneas.
Resistencia al cambio
Los cambios en la organización, como nuevas políticas, estructuras o tecnologías, generan incertidumbre y oposición.
Algunos empleados pueden resistirse al cambio, creando divisiones entre quienes lo apoyan y quienes no.
Cuando tú, como supervisor o encargado, detectes alguno de estos problemas, tienes dos opciones inmediatas:
- Atacar el problema al momento, actuando como mediador frente a discusiones.
- Separar a las partes involucradas y trabajar en los pasos para la resolución de conflictos.
A continuación, te compartimos algunos consejos clave para resolver problemas en el espacio de trabajo.
Consejos para la resolución de conflictos
1. Promueve la comunicación abierta y activa
Facilita un entorno en el que todas las partes puedan expresar sus preocupaciones de manera respetuosa. Escucha activamente para entender el origen del conflicto y asegúrate de que todos se sientan escuchados.
Evita suposiciones y fomenta la empatía al abordar los puntos de vista opuestos.
Lo mejor para abordar un problema en el espacio de trabajo es hacerlo en privado, como en una sala de juntas u oficina. Esto con el fin de que los involucrados no se sientan expuestos ante sus compañeros.
2. Enfócate en el problema, no en la persona
Evita acusaciones personales o culpas. En lugar de señalar errores, centra la conversación en identificar la raíz del conflicto y buscar soluciones objetivas. Esto ayuda a mantener un ambiente profesional y reduce tensiones emocionales.
En muchas ocasiones, no se trata de que alguien tenga la razón; los conflictos también surgen por el choque de esfuerzos o ideas.
3. Define objetivos y busca un terreno común
Identifica los intereses compartidos o metas en común entre las partes involucradas. Al enfocarte en lo que ambos desean lograr, puedes facilitar un acuerdo que beneficie a todos y que sea aceptable para cada parte.
4. Sé imparcial y mediador si es necesario
Mantén una postura neutral. Evita tomar partido y trabaja para guiar la discusión hacia una resolución. Si el conflicto es complejo, considera involucrar a un mediador externo para garantizar imparcialidad.
Ante todo, es esencial que la comunicación sea respetuosa; es decir, sin interrupciones, gritos o intimidación.
5. Establece acuerdos claros y da seguimiento
Una vez alcanzada una solución, formaliza los acuerdos para evitar malentendidos. Define los pasos a seguir, asigna responsabilidades y establece un cronograma para revisar el progreso. El seguimiento asegura que las soluciones sean sostenibles y que el conflicto no resurja.
Ahora que sabes cómo llevar una correcta resolución de conflictos, solo resta que lo apliques la próxima vez que detectes problemas en tu espacio de trabajo. Recuerda que, en muchas ocasiones, el conflicto podría desarrollarse sin tu conocimiento, por lo que es necesario estar alerta de indicadores como la baja productividad, tonos hostiles o discusiones.
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